La difícil vida del secretario

La difícil vida del secretario

Hace un año, cuando la afición, los directivos y la Prensa afín se solazaban ante la perspectiva de que los Cuatro Fantásticos ganaran todos los títulos en juego, el secretario Begiristain recibía felicitaciones y parabienes por lo acertado de sus cuatro fichajes, a saber, Gabriel Milito, Eric Abidal, Touré Yaya y Thierry Henry. O sea, cuatro desconocidos, cuatro fichajes producto de una larga y profunda tarea de investigación y rastreo de los mercados menos explotados. Con los resultados en la mano, un año después, Begiristain (Txiki para los íntimos, Rodolfo para algunos cachondos del vestuario) ha pasado a ser un muñeco de pim, pam, pum a quien todo el mundo atiza. Aun sus otrora más férreos defensores le dan sin piedad.

La difícil vida del secretario es mucho más complicada en estos días. Aunque ahora ya no sigue el día a día del Barça a través del teletexto, lo cierto es que se le acumula la faena, porque durante los meses en que se cocinan los traspasos él se alineaba con el discurso dictado por Joan Laporta y su aparato de comunicación: "Estamos luchando por tres títulos", "seguimos vivos en dos competiciones", "aún podemos ganar la Champions League"... Así ha visto volar a tipos que le interesaban, como Lahm o Modric, que ya están atados en otros clubes. Por eso ha vuelto a lo seguro, a la cláusula de Keita (14 millones), a Dani Alves (no menos de 30). Y todavía le queda por resolver la salida de Ronaldinho, Deco, Márquez... Qué dura es la vida del secretario.