Tomás Roncero no es como los demás

Tomás Roncero no es como los demás

Alicante. 9-06-08. 7:00 de la mañana. Compro el AS como cada día. Mi amigo Sergio y yo vamos a Madrid a vender una furgoneta en plena huelga de transportistas y llegamos sin problemas. Para celebrar que la venta salió bien, decidimos celebrarlo en el Asador Donostiarra. Nos ilusionamos con ver a algún famoso y nada más sentarnos aparece la figura de Tomás Roncero y nos miramos incrédulos al ver que se sienta en una mesa junto a la nuestra.

Le digo a Sergio que seguro que le molestamos si le pido que me firme su artículo del día. En otra mesa un hombre no deja de mirarlo y al final se decide a preguntarle si se hace una foto con él. Tomás no lo duda, se levanta con celeridad y tras la foto conversa con él sin importarle la interrupción de su estupendo pescado. Estas personas son de Oliva (cerca de Alicante), y se ofrecen a hacerme una foto con Roncero y mandármela por mail. Les digo que sí, pero no veo el momento, pues pienso que dos interrupciones en la misma comida pueden irritar a cualquiera. Me armo de valor y voy hacia a él: no termino de preguntarle si le importa hacerse una foto cuando ya está de pie pasándome la mano por el hombro.

Fue un gran momento para mí, que cambié de periódico deportivo por sus columnas y las de Guasch. Habla conmigo cinco minutos y le doy las gracias por todo. Sergio y yo alucinamos de ver con que paciencia y amabilidad nos ha tratado pues cinco minutos a medio comer es una eternidad. Le dije a mi amigo que sacara el AS de la bolsa para que me firmara un autógrafo y me dijo que no abusara, le contesté que era buena gente, no es como los demás. Me la juego y acierto: me firma su artículo y hablamos otro rato, lo noto más cercano si cabe. Veo a un vendedor de lotería y compro un número para regalárselo, donde le anoto mi dirección de correo electrónico y un sentimiento (Raúl Selección). Me acerco a su mesa y le pido que acepte este regalo con la condición de que si toca venga a Alicante a celebrarlo. Me da las gracias y dice que tocará seguro ya que el número termina en 17 y que ese era el primer número que lució Raúl con el Real Madrid.

Roncero y su acompañante terminan de comer y vienen a nuestra mesa. Una cálida despedida y un deseo mutuo: a por la Décima. Este es Roncero. Gran persona.