Muchas veces he leído en este periódico la petición de colocar a Sergio Ramos en el mediocentro, y me parece que en un esquema con un único jugador de contención sería un error tremendo. Ramos es un excelente jugador, un portento físico, completo técnicamente, buen defensor y notable atacante, pero en estos días se están confirmando dos tendencias del 2 del Madrid y de España, que lo alejan de ser un jugador ideal para dicha posición.

Por un lado, su principal defecto es la lectura táctica de los partidos: a veces elige mal cuando subir, incluso cuando tiene órdenes de no hacerlo, y pierde la concentración a la hora de marcar con relativa facilidad, y si en un lateral es grave, imagínense en el único puesto de contención del equipo.

Otro problema es que casi nunca elige la opción más fácil a la hora de sacar la pelota, y en lugar de pases que resulten simples de 4 ó 6 metros que desahoguen la salida, suele dar demasiados pases largos en horizontal entre la defensa, con el riesgo que eso acarrea: ser interceptados o acabar fallando; y lo que sería una virtud, se convierte en un temible defecto en campo propio. Déjenle donde está, que es el mejor pese a sus despistes.