El Barça y la preparación moral

El Barça y la preparación moral

Hubo dos momentos de Guardiola en el partido de anoche. Al principio se le vio preocupado, como es Guardiola: concentrado, atento, dispuesto a gritar desde la banda, igual que gritaba cuando, siendo jugador, dirigía el partido desde la posición del medio volante. Pero ahora no es jugador, ahora es entrenador; ya no puede rematar, ni conducir él personalmente el juego. Su trabajo es previo, sobre el césped la responsabilidad es de los futbolistas. Enfundado en su chaleco plateado, vigilante, relajó el semblante allá por el gol número cuatro. Se le vio satisfecho, consciente de que este partido ha sido fundamental como diapasón. Jugó el Barça como a su entrenador le gustaba jugar, al primer toque, respetando el ritmo como si estuviera jugando una orquesta bien afinada.

Messi estuvo sublime. Su actuación también forma de esta preparación moral que ha acometido el Barça nuevo, que es, también, un Barcelona mejorado. Se esperaba a un Messi cejijunto, y fue tan feliz como el más nuevo. Alegre y feliz, este Barça de ayer tarde (TVE nos lo hizo parecer como un partido de noche) colmó cualquier expectativa exigente. Jugó hasta Etoo, y lo hizo dotado de la categoría de capitán. ¿Eso significa algo? Significa que Guardiola es un caballero inteligente, capaz de guardarse sus calificaciones en el bolsillo a favor de una armonía que el Barça necesitó siempre. ¿El resultado? No es un trámite. Marcar goles ha sido una imposibilidad en el pasado. Seis goles es una buena marca. Por eso sonreía Guardiola. Ojalá tenga suerte. Para bien del (buen) fútbol.