Dos señores del fútbol sin trampas

Cuando uno era chaval escuchaba los nombres de Iribar y Amancio como si fueran seres superiores en el planeta fútbol. Eran los años sesenta-setenta, su leyenda se fraguaba en el Athletic y Real Madrid, arrasando como ídolos de masas. Todos de pequeños queríamos ser Iribar o Amancio, como ahora los chavales se piden a Casillas y Torres, por ejemplo. Quizás aquellos tenían más fuerza social porque había menos donde elegir en el escaparate del deporte mundial. Eran dos señores del fútbol, dos maestros en la escuela del balón. Iribar, el 'Chopo', la sobriedad, la personalidad, un gigantón para la época. Amancio, el 'Brujo', la magia, el regate, la inteligencia, el pase de gol. Jugadores que acumularon éxitos y gloria. Los dos, campeones de Europa con España en el 64, titulares, decisivos, elogiados y laureados.

Eso fue hace 44 años. Y la fotografía que nos ha traído a reunirlos fue en el 68. Les confieso que aún Iribar y Amancio me imponen ese respeto reverencial de cuando era niño. Le ocurriría a cualquiera que ame el fútbol y a los futbolistas de leyenda. Su aplomo, sus ojos que han visto tantas cosas, las manos de Iribar, las piernas aún arqueadas de buen regateador de Amancio, sus anécdotas, sus recuerdos... Dos libros abiertos cargados de sabiduría, de ironía, también de ácida sinceridad. Hoy hablan de aquella jugada del penalti/no penalti como si fuera ayer mismo. Nos han ganado para siempre, Iribar y Amancio. Dos señores del fútbol sin trampas.