No dejan de repetírmelo. Los agoreros me insisten en que perderemos con el Recre y que seguimos siendo ese equipo inverosímil, capaz de lo mejor y de lo peor. Yo me niego a seguir sus fatalistas consignas. Lo que pasa es que este nuevo Atlético está haciendo a muchos frotarse los ojos porque no se creen lo que están viendo. Y claro, no está de más, arrojar dudas sobre nuestro esplendoroso presente y prometedor futuro. Vano intento.

Cuando un equipo está construido sobre una base sólida, con estabilidad en el banquillo, buen ambiente e ilusión, está habilitado a aspirar a todo. Se acabaron los complejos, las frustraciones y los terribles sambenitos. Tenemos un equipo joven, jugadores de proyección mundial, un ataque poderoso y una zaga de garantías. Sin olvidar a un centro del campo que, sin director de orquesta, cuenta con espléndidos músicos. Una plantilla amplia capaz de solventar cualquier contratiempo. En definitiva, vamos a por todas, para desgracia de los agoreros y los arrogantes de siempre.