Tras la soberbia victoria de Nadal y compañía en la Davis, ya sólo queda el fin de fiesta en Argentina. Muchas han sido las dificultades a superar en esta eliminatoria como para ahora tener miedo de que la final se dispute en campo ajeno. Entre nuestros jugadores había temor a que la altitud de Madrid favoreciera el juego más rápido de los estadounidenses; tampoco sus relaciones con Pedro Muñoz, el presidente de la Federación, favorecían para crear el clima adecuado. Al final el gran ambiente creado entre el equipo y el público pudo con todo y el contundente resultado ante Estados Unidos permite pensar que ganar la tercera Davis es posible. España tiene mucho mejor equipo que Argentina y las finales las suelen ganar los mejores.

En las últimas diez finales ha habido cinco victorias visitantes: Croacia ganó en Bratislava, Rusia en París, Francia en Melbourne, Australia en Niza y Suecia en Milán. O sea, que en las finales la influencia del factor campo no resulta tan decisiva como en las eliminatorias. Del Potro será la revelación, el número diez en la clasificación del año, y Nalbandián, ahora mismo el veintidós, un jugador correoso y duro, pero es que Nadal esa el número uno y Ferrer, el seis. Nosotros tenemos nueve jugadores entre los cincuenta mejores del mundo por cinco de Argentina. Y si en el ciclismo Contador no está solo, en el tenis Nadal tampoco lo está. Nuestros números uno están muy bien acompañados y por eso lo podemos ganar todo.