Una mezcolanza sucia y sutil

La UEFA anuncia una sanción dura para el Atlético, que además le viene a este club en el peor momento. Llevaba once años sin jugar la Champions; el próximo partido ha de ser contra el Liverpool, brillante paladín de la Premier, y casa de acogida del Niño Torres, al que aún se quiere aquí como si no se hubiera ido. Es el partido para el que más entradas se han pedido en el Manzanares desde que recuerdo, que es siempre. Y de repente salta la UEFA con una suspensión en la que hay un 'totum revolutum' que mezcla los execrables gritos racistas con la leña de la policía a los ultras marselleses.

Mala mezcla. Difícil de entender. Más difícil de entender si el juez y la parte están próximos, y eso se da en este caso, o al menos es imposible evitar la asociación de ideas: Platini, presidente de la UEFA, es francés; el club cuyos ultras fueron agredidos y cuyo jugador fue ofendido son franceses también. Y sigo con la mezcla, que me cuesta desleír. Por un lado están los gritos contra Taiwo, inadmisibles. Por otro, la leña de la policía a los ultras del OM, una cuadrilla de insanos, y la detención de uno de ellos. Finalmente, está el paisanaje. ¿Dónde se justifica la grave sanción de la UEFA?

Se justifica mal, porque se formula en ese 'totum revolutum' que funde de manera más o menos inconsciente o intencionada a la policía española que sacude a los ultras del OM con los despreciables idiotas que hacen el mono para ofender a Taiwo. Algo sucio y sutil asocia en la denuncia (y en la sanción) a los jugadores ofendidos con los ultras golpeados, uno de ellos aún detenido. Por favor: no liemos las cosas. Si la UEFA se confunde a la hora de impartir justicia, todo se va a liar. Si es por racismo, vale. Aceptamos lo que sea. Pero si es por plantar cara a los ultras, todo estuvo bien hecho.