Un Atlético con coraje dejará en ridículo al Madrid

Un Atlético con coraje dejará en ridículo al Madrid

No hay gafe que nueve años dure ni San Iker Casillas que esté tocado de la mano divina cada vez que salta al Calderón. Así que, Roncero, hasta aquí hemos llegado. Manita y a pensar en el Liverpool, que en realidad es la cita que nos obsesiona. El Atlético tiene que ganar y va ganar por su gente. La plantilla ha hecho examen de conciencia de la cafrada de Barcelona y quiere obtener el perdón de la grada. Los colchoneros sólo les pedimos entrega y osadía porque enfrente no vamos a tener, ni mucho menos, a los globetrotters de la última jornada. Esos sí que jugaban al fútbol y no la gente de Schuster, que vive de los milagros de San Iker y de los regalos que le hacen las defensas a Van Nistelrooy. El resto es de una mediocridad absoluta y encima no juega Diarra -¡qué cosas has dicho de él, Roncero!-, que es el único que roba balones en el centro del campo, nuestro auténtico talón de aquiles.

Resucitar.

Conforme avanzan las horas me vengo arriba. Los entendidos nos dan ya como enterrados. Y encima los más osados hablan de que Agüero está con la lengua fuera. Es el momento de hacer la genialidad, de romper moldes y dar una exhibición, de resucitar de nuestras cenizas y dejar claro que este año sí somos algo más que un proyecto. Espero y confío -y no voy a hablar sobre la portería, ya que me entraría dolor de cabeza- que Aguirre sea fiel a sus principios y salga al ataque. He mantenido discrepancias con sus planteamientos de los partidos, pero el fútbol del año pasado de ida y vuelta y al borde del precipicio me encantaba. Tenemos dinamita con Forlán, Sinama, Simao y el Kun, más el apoyo de Maniche. Etiqueta pura que dejará en evidencia a la leyenda urbana de los Pepe y compañía. Ni siquiera, Tomás, voy a hablar del de negro. Me aburren. No facilitaré excusas al vestuario. Este Atlético está a años luz de la soberbia blanca. Tómate vacaciones porque te voy a dar la paliza durante los próximos seis meses.