Camacho, el más querido de todos

Camacho, el más querido de todos

Desde la marcha de José Antonio Camacho, en 1998, han pasado por el Espanyol tantos técnicos como años, pero ninguno de ellos ha podido cautivar el corazón de la afición como lo hizo el de Cieza. Por su carácter, la manera que tenía de transmitir las órdenes, su sinceridad y por los brillantes años que le dio al Espanyol, Camacho ha sido el modelo a seguir como técnico perico, por mucho que en su época no se lograse ningún título. A la figura de Camacho, para más inri, hay que añadirle el decorado de los 90, la nostalgia que representa el último técnico que hizo vibrar a los aficionados en el añorado Sarrià. La filosofía de Camacho es otro añadido, su manera de contagiar al equipo de aquellos valores tan populistas, como lo es la garra. Además, el técnico tenía la virtud de no separar la lucha del juego, pues sus equipos eran valientes, rápidos y acostumbraban a tener un buen (no excelente) trato de balón.

Ahora llega Camacho a Montjuïc con la necesidad de sacar los tres puntos y la duda de si podrá salvar o no el proyecto de Osasuna, que ya hace un par de temporadas que se libra en el descuento del descenso. Camacho caló muy hondo y la afición perica le rendirá un homenaje para recordad, pero al Espanyol le urge la victoria. Más de un mes y medio sin lograr los tres puntos es mucho tiempo para cualquier equipo de Primera. También lo es para un Espanyol que si no gana comenzarán las dudas, un mal genético del Espanyol. Hasta Camacho lo sabe.