Un jugador así se debe notar cuando juega. Lo que no se entiende mucho es que se hable más de él cuando no juega. Quizá es este un sino de los equipos como el Barça. Se procura poner en negativo lo que en positivo no resalta lo que debiera. Y claro ahí surge la polémica que rodea a este club semana sí, semana también. Porque de Messi se seguirá hablando, y la pena es que se hará mucho más cuando esté en la grada o en el banquillo o de viaje con la selección de Maradona. Disfrutemos de él todos los minutos que esté correteando, siempre el más pequeño, siempre el más genial. Ojalá esté con el balón pegado al pie todo el tiempo, se acabarían los titulares de los que tanto nos gusta vivir o sufrir.

Y acaso se acabarían también las quinielas: ganaría Messi, ganaría el Barca, siempre. Pero Messi no es un equipo. Y eso Guardiola lo tiene muy claro. Guardiola tratará que la larga sombra de Messi no se alargue aún más. Eso sí, ya lo aclaró él mismo, prefiere entrenar al Messi persona. Y así con todos. Ya tiene ante sí su próximo reto: conseguir que no se hable de Messi cuando no se tiene por qué hablar de Messi. Acaso es una misión imposible, igual que la de los defensas cuando intentan quitarle el balón. Pero Guardiola lo seguirá intentando.