Faith: la fe que cambia el mundo

Faith: la fe que cambia el mundo

Hay catedrales, palacios, estadios, donde se siente el peso de la historia. Hay manos que, al estrecharlas, trasmiten una vibración especial. Me hubiera gustado sentir la de Jesse Owens, el negro de Alabama que ganó cuatro medallas ante Hitler. O la de Jackie Robinson, figura del béisbol sometido a consejo de guerra por negarse a sentarse en la parte trasera de un bus durante el servicio militar y que abrió las grandes ligas a los afroamericanos en 1947. O la de Muhammad Ali, el gigante que no quiso luchar en Vietnam, perdió su derecho a pelear y volvió para ser el Más Grande.

Ayer pude sentir ese calambrazo de la historia al tocar la mano que en 1968 se enguantó en cuero para en silencio decirle al mundo que los negros no estaban allí sólo para engordar una cuenta de medallas. Fue el año del asesinato de Martin Luther King, de la Primavera de Praga y el mayo de París. El año de la Fe, de la expansión de un sentimiento aconfesional que estalló contra diferentes formas de injusticia. Hoy, Tommie Smith, cuando dedica su famosa foto, imprime la palabra "Faith", fe. Ese intangible que mueve el mundo y hace maravilloso el deporte. Para ganar, hay que soñar, creer... tener fe.