La mañana que mi compañero Juan Jiménez y quien esto escribe nos acercamos hasta Almería para entrevistar a Hugo Sánchez vimos su modus operandi. Lunes. Diez de la mañana. Visionado de vídeos para corregir errores. Charla de prevención (sirve para aprender a evitar lesiones). Dos horas de trabajo. Suave, pero trabajo al fin y al cabo. Y cuando todo terminó, el entrenador mexicano se puso a correr alrededor del campo. Nosotros sólo sudábamos de verle y él, tan fresco. A sus increíbles 50 años está fenomenal. Para finalizar, relajante y merecida ducha. Cuando terminamos la mencionada entrevista, nos percatamos de que la jornada de trabajo del Almería aquella mañana había durado ¡cinco horas! Hugo Sánchez lo tiene claro. Sin trabajo no hay resultados.

En su etapa como futbolitsta en el Real Madrid Hugo Sánchez era de los que más se exigían a sí mismo. Cuando terminaba el entrenamiento siempre se quedaba corriendo, haciendo abdominales, en el gimnasio, o en la sala de masajes. Y mientras Schuster, casi sin ducharse, era el primero en irse pitando para su casa. Ni que decir tiene que era siempre el último en abandonar la Ciudad Deportiva madridista. El Señor del gol pide a sus jugadores lo mismo que él a si mismo. Y los profesionales le respetan y le admiran. Se quedan impactados cuando les explica cómo mejorar en la técnica de una buena chilena o cómo ser más ofensivos. Hugo Sánchez ha venido a trabajar. Y los resultados se empiezan a notar. Transmite carisma e ilusión. Y México está pendiente de él.