En Riazor, la cara A , la buena, un Atlético con actitud, con juego, con ganas y con los cuatro puñales dispuestos para abrir el camino a la victoria. Lástima que este equipo tenga esas lagunas inexplicables, que tantos disgustos le han costado y que a punto han estado de dejarle fuera de la lucha por los puestos de Champions. Otro error más y no habría vuelta atrás. Por eso este Atleti de Abel, que sigue con la misma alineación de Aguirre, se puso serio ante el Depor. Y aparecieron sus estrellas, sobre todo el Kun. Cuando el crack se enchufa y conecta con Forlán, el Atlético vuela y resuelve. Y eso ocurrió al filo del descanso. Una arrancada vertical de Kun, mirando la portería, una pared con Forlán, visto no visto, solo ante Aranzubía y golazo. Todo sencillo. Estos dos cracks hacen fácil el fútbol cuando están inspirados.

El Atleti salió con todas las luces encendidas en el segundo tiempo, como debería salir siempre. Así puede ganarle a cualquiera, al Barça o al Madrid, o al Oporto, y meterse en la Champions y luchar de tú a tú con los mejores. El Atlético tiene mucho más de lo que ha ofrecido en algunos partidos esta temporada. En Riazor la victoria era necesaria, imprescindible si quería seguir en la lucha por un puesto de Champions, el que ahora ocupa el Valencia. El equipo dio la talla y todavía tiene tiempo para remontar, pero ya no se admiten más fallos. El Atlético debe enseñar en las jornadas que quedan su cara A, la de lujo, la de Riazor.