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En busca de Roald Amundsen

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La eficacia no suele ser muy fotogénica ni propicia el crecimiento de auras legendarias, pero, a cambio, resulta imprescindible para lograr el éxito. Puede que por eso, Roald Amundsen no goce del lugar que sin la menor duda merece en el imaginario popular junto a los demás héroes de la Aventura Polar. O puede que se deba a que compartió tiempo y metas con gigantes, como los británicos Scott o Shackleton, o los norteamericanos Cook y Peary, mucho más dotados, digamos, para las relaciones públicas. Pero Amundsen fue el explorador polar con mayor éxito de la historia y mucho más riguroso y eficaz. Su peor imagen quizás se deba a su carácter huraño o a que el noruego había arrebatado la conquista del Polo Sur al por entonces todopoderoso imperio británico que con tanto ahínco lo había perseguido. Estos días la figura de Roald Amundsen ha vuelto a la actualidad gracias a la noticia de que se está preparando una nueva expedición para hallar sus restos. Amundsen desapareció en el océano el 18 de junio de 1928 cuando, a los mandos de un hidroavión, participaba en el rescate de los tripulantes del dirigible Italia, desaparecidos mientras regresaban de su vuelo sobre el Polo Norte Geográfico. Esta expedición está organizada por el Museo noruego de la aviación, quien ya puso en marcha otra con el mismo fin en 2004, fracasada a causa del mal tiempo. Dos barcos partirán del archipiélago de las Svalvard para repetir la singladura de un pesquero que, en 1930, halló restos del hidroavión pilotado por Amundsen. Este malogrado vuelo de socorro fue la última de las aventuras de este formidable explorador polar a quien debemos la apertura del paso del Noroeste entre el Atlántico y el Pacífico o la conquista del Polo Sur Geográfico. Sus éxitos siempre se fundaron en una eficaz preparación y en la sabia elección de sus compañeros de aventura. Más allá de la osadía y la capacidad de sacrificio -ambas indudables en la personalidad de Amundsen- quizá su mayor talento fue el de dejarse enseñar por la experiencia ajena. Nansen fue no sólo la figura que le incitó a la aventura de la exploración polar sino, también, un ejemplo a seguir. No en vano, le tomó prestado su barco, el Fram -con el que Nansen se acercó como nadie antes lo había logrado al Polo Norte Geográfico- para llegar hasta la Antártida. De su convivencia con los esquimales que vivían más allá del Círculo Polar Ártico, aprendió comportamientos sobre la alimentación, la ropa más adecuada, el uso de perros de trineo y otras sabias lecciones, para sobrevivir en un entorno tan inclemente. Todas esas enseñanzas, aplicadas con valor, inteligencia y decisión, le llevarían a triunfar en la carrera con Scott por la conquista del Polo Sur.

Pero además fue un tipo generoso y solidario. No dudó en unirse al rescate de Nobile, jefe de la expedición del Italia, a pesar de las serias desavenencias que tuvieron tras su primer vuelo conjunto sobre el Polo Norte Geográfico a bordo del dirigible Norge, y que a la postre pondría fin a una vida dedicada a la exploración de los territorios fríos más remotos y salvajes de nuestro planeta. Un tipo del que debemos aprender todos los que amamos la aventura.

Sebastián Álvaro es creador de 'Al filo de lo Imposible'.