Hace mucho tiempo que no veía a la afición del Atlético tan disgustada y tan desencantada con el equipo rojiblanco. La opinión es unánime. Lo dicen las peñas, pero también aficionados que no son peñistas. Lo comenta el quiosquero de mi barrio. Todos. No hay derecho a que los futbolistas de la actual plantilla hayan acabado con los sentimientos y las ilusiones de una afición única. Y muchos comentan que este año no renovarán el abono. Y cuando oyes decir esto a gente que lleva 20 o 30 años siendo abonado es que algo grave está pasando. Para la mayoría de los aficionados, el club rojiblanco era algo prioritario en sus vidas. Primero ir al Calderón a apoyar al equipo o en su defecto verlo por la tele y luego todo lo demás. Para muchos el Atlético, por lo menos el actual, ya está dejando de ser lo primero. Mal síntoma de cara al futuro, ya que si algo ha llevado en volandas al club ha sido la afición.
No es hora de buscar culpables. Pero sí reflexionar sobre lo que está pasando. Las peñas piden más españoles, gente de cantera, ilusiones nuevas... Fuera gente como Maniche, Seitaridis o Banega, que se han reído de esta camiseta. Y lo siento por Pernía. No ha cuajado un buen año, pero no es dudoso. Jugó cuando el equipo lo necesitó, aún estando lesionado. Y siempre se entregó. No ha estado bien, pero lo dio todo. Pero el hastío es tanto que la afición la pagó con el que menos culpa tenía. La afición empieza a rebelarse. Malo para un club que siempre presumió de ella.