Forlán, otra vez. Está en una racha impresionante. Es un futbolista admirable que se ha empeñado en llevar al Atlético a la Champions a base de goles. Cuando al equipo se le funden los plomos, y ayer en Sevilla le ocurrió en el segundo tiempo, siempre se puede echar el balón al uruguayo para que invente y solucione los problemas. Aunque otros desaparezcan, él siempre está al pie del cañón. Ayer, cuando las cosas pintaban más negras, el Atlético se volvió a subir en los brazos de este rubio goleador uruguayo, que ya suma veinticinco tantos en la Liga, los mismos que Villa y sólo dos menos que el máximo goleador Etoo. La temporada de Forlán está siendo extraordinaria. Es el mejor fichaje que ha hecho el Atlético en los últimos años.

En Sevilla Abel decidió mover el equipo y puso a Banega por detrás de Forlán y a De las Cuevas por la banda izquierda. Acertó. El Atlético salió muy bien puesto, mucho mejor que otros días, durante media hora fue un equipo dominador y sólido y se colocó por delante en el marcador -gracias a Forlán, claro-. Pero este Atlético es irregular, un equipo Guadiana, que se desenchufa de los partidos. Dejó revivir al Betis y lo pudo pagar caro. No fue así porque la suerte esta vez se vistió de rojiblanca, el Betis falló un par de goles cantados y el árbitro no vio una mano de Ujfalusi en el área. Y cuando el cántaro de tanto ir a la fuente estaba a punto de romperse volvió a aparecer el genio de Forlán y resolvió la papeleta. Este sí que se merece jugar la Champions.