La vuelta esta temporada del Rayo a Segunda dio brillo a la categoría y suponía recuperar a un club que, por tradición, merecía algo mejor que la Segunda B. Pocos apostaban por un rendimiento tan completo del equipo de Mel. El Rayo mantuvo lo mejor del equipo del ascenso y se reforzó con criterio pero, viendo el potencial de los rivales, soñar con Primera parecía lejano. Los franjirrojos, sin embargo, se encargaron de borrar esas dudas haciéndose fuertes en el Teresa Rivero y arañando puntos en campos difíciles en sus salidas, esto hacía que se codeara con los mejores.

Pero todo lo dicho es pasado porque hace dos semanas algo se apagó en los madrileños que han encajado dos derrotas consecutivas y están a tres puntos del ascenso. Han sido dos partidos sin marcar y encajando cinco goles ante rivales en peor situación como Alicante y Albacete, y en ambos casos con ex franjirrojos implicados: Azkoitia como goleador con los alicantinos y Máximo Hernández desde el banquillo de los manchegos. Aún así el Rayo sigue vivo y el partido ante el Salamanca en el Helmático (con desplazamiento masivo de la afición vallecana) servirá para hacer un pronóstico definitivo sobre sus aspiraciones.