NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA
Antonio Ruiz

El milagro empieza en la vergüenza

Actualizado a

La exhibición de casta, coraje y vergüenza que el Atlético dio frente al Espanyol liquida cualquier sospecha en torno al compromiso de esta plantilla pero descubre otras cuestiones relativamente inquietantes. ¿Cómo, cuándo y por qué se activa ese instinto racial que es capaz de multiplicar sus recursos y sublimar su rendimiento en las peores circunstancias? ¿Por qué no se aplicó ese mismo antídoto para evitar la humillación de Santander, los fiascos en casa ante Valladolid y Osasuna o en Champions ante el Oporto? Después de analizar detenidamente este singular fenómeno atlético consigo alcanzar algunas conclusiones que coinciden en cada uno de esos avistamientos paranormales.

En todos ellos se aparece un superhéroe uruguayo que apaga el incendio y acaba poniendo un final feliz al suceso. Y junto a él, un menudo crack argentino con nombre y estampa de dibujo animado diseñado también para aniquilar. El resto se contagia y acaba sumando en la proporción que les toca. Ayuda también que la situación sea límite, es decir, que nadie dé un duro por el Atlético y que esté tocando fondo, justo cuando aprieta la vergüenza y el honor. Y luego, resulta definitivo que el público arrope de principio a fin, por muy cuesta arriba que se ponga la empresa, que el futbolista no sienta el calor único e inconfundible del Calderón como una amenaza que le oprime y que hasta el pitido final todos crean que es todo posible.