Es el todo o la nada. El partido ante al Valencia es el partido de la temporada. Nos jugamos estar en Europa junto a los grandes, donde siempre debimos estar de no haber sido por tanto despropósito. Es la cara o la cruz. Dar por buena o por totalmente fracasada la temporada. Voy más allá. Si a los nuestros les da por ofrecer la cara mezquina de la primera parte ante el Español, la del Racing y la de tantas otras tardes o si a la mujer barbuda le da por lucirse y lucir su faceta circense y perdemos, este equipo está abocado a una profunda catarsis. Si por el contrario, jugamos con la casta y la ambición que demostramos en la segunda parte ante el Español, es probable que salgamos airosos del decisivo trance. Llegará el momento del borrón y cuenta nueva y planificar desde la estabilidad un equipo que debe soltar lastre y armarse con jugadores realmente competitivos.

Pero ahora toca lo que toca. Y no es otra cosa que derrochar profesionalidad, oficio y concentración para ganar a nuestro más directo rival en la pelea por entrar en la máxima competición europea. No caben excusas. El equipo tiene que darlo absolutamente todo en este encuentro. No cabe otra opción.