España se metió ciega en la trampa

España se metió ciega en la trampa

Se acabó lo que se daba. Cuando menos lo esperábamos se cortó la racha ante Estados Unidos, en un partido que no jugamos ni bien del todo ni mal del todo. Jugamos con esfuerzo, pero sin atención defensiva. Jugamos con insistencia, pero sin la calma precisa para elaborar. Dos desparramos atrás facilitaron los goles de Estados Unidos, que jugó en todas las zonas del campo al cien por cien de sus posibilidades, mientras que por su parte España acusó para mal el cambio que desde que llegó le ha pretendido dar Del Bosque, buscando acelerar el juego. El tiqui-taca no lo fue tanto.

Claro, que faltaban Iniesta y Silva, mala cosa. Iniesta no ha ido por miedo a que se lesionase, Silva ha ido, en definitiva, lesionado. Sin ellos se ha quedado Xavi algo solo y ni siquiera él ha sido lo mismo. Y algunas decisiones o dudas de Del Bosque tampoco han ayudado. Ayer mismo se vio: cuando el equipo mejor estaba, avanzando el segundo tiempo, retiró a Cesc para meter a Cazorla, en busca de abrir el campo, que ya estaba abierto, porque nos regalaron el espacio para meter balones a la olla. El cambio cortó nuestra única racha de buen juego de España y ahí se acabó todo.

El problema no es haber perdido este partido, y una final bonita ante Brasil. El problema es que si Del Bosque insiste en sus dudas con el tiqui-taca va a acabar por alterar el sistema ecológico del equipo, descomponiéndolo. Y el equipo que heredó era una obra de arte. Es verdad que España apretó y pudo marcar, pero no fue ella misma, no fue la suma de las calidades de sus jugadores. Estados Unidos multiplicó el valor de sus individualidades. Hizo un partido perfecto con lo que tenía. Lo triste es que tenía mucho menos de lo que tiene España y a pesar de eso nos ganó. Porque nos metimos ciegos en su trampa.