Un ciclista llamado Alonso

Un ciclista llamado Alonso

Me hubiera gustado ser ciclista o futbolista, por el ambiente de equipo, el esfuerzo... hay menos individualismo que en la Fórmula 1". Sentados ante un plato de pasta, Fernando Alonso me hizo esta confesión hace unos años. Aún no era campeón del mundo y ya rodaba fuerte en bici, pero no tanto como en la actualidad. El asturiano fue la sorpresa ayer en la primera contrarreloj del Tour con aroma a Fórmula 1. La Grande Boucle salía desde la misma línea de meta del Gran Premio de Mónaco, aunque para los ciclistas la subida hacia el Casino se convertía en un duro rompepiernas. Fernando viajó desde su domicilio suizo en coche hasta el Principado monegasco y disfrutó como un enano al ver en primera línea de fuego a sus amigos Alberto Contador y Carlos Sastre.

La estrella española de la F-1 se ha pasado toda su pretemporada rodando 140 kilómetros diarios, tiene 42 pulsaciones en reposo y es capaz de aguantar una jornada de entrenamientos con un equipo ciclista, el Cervelo de Sastre. Evidentemente no es un profesional, pero para definir su manera de ir en bicicleta me quedo con las palabras de Íñigo Cuesta: "El tío va fuerte. Si se hubiera empeñado, podría haber sido ciclista". Alonso es también el primer fan del resto de las estrellas del deporte español. Estuvo en la final entre Lakers y Celtics para apoyar a Gasol y acudió a la Eurocopa de fútbol. Cualquier día le vemos gritar eufórico ante un golpe ganador de Rafa Nadal.