Los Mundiales son otra cosa

Los Mundiales son otra cosa

Los Mundiales de atletismo ya están a la vuelta de la esquina y acudimos a ellos con esperanzas de medalla. Posibilidades no es que haya muchas, pero las que hay (Marta Domínguez, Ruth Beitia y Paquillo) son reales. Y si alguna fallara, tenemos gente que, a cambio, pudiera dar la sorpresa (Pestano, Casañas, Mayte Martínez o alguien del 1.500). Soy optimista y de vacío no nos vamos a venir, como sucedió el año pasado en los Juegos. Y es curioso: pese a que tanto en los Juegos como en los Mundiales las pruebas que se celebran son las mismas (no así en la natación), y los rivales, también, nuestro atletismo obtiene un botín mucho mayor en los Mundiales que en la cita olímpica: 25 medallas contra 10 en las últimas siete ediciones.

Desde que se nacieron los Mundiales en 1983, siempre hemos ganado medallas. Sobre todo en marcha, que son 15, con cuatro de Paquillo, tres de Bragado, dos de Marín y Massana, y una de Plaza, Molina, Encarna Granados y María Vasco. Después vienen las cinco de maratón, con dos de Antón y Fiz, más la de Rey, y luego las cuatro de 1.500 (dos de Reyes Estévez, Cacho y González) y longitud (dobletes de Lamela y Niurka Montalvo). La cuenta se cierra con las dos de Marta Domínguez en 5.000, más las de Sandra Myers en 400, Mayte Martínez en 800 y Eliseo Martín en obstáculos. En total son 33 medallas de 20 atletas diferentes, que no está mal para once ediciones que van. Si mantenemos la media de tres medallas será estupendo.