El Madrid ante el desafío de la Décima

El Madrid ante el desafío de la Décima

Ayer empezó la Champions, la vieja Copa de Europa, en su edición número 55. Esta vez la final será en el Bernabéu, donde ya se han jugado tres. Podrían haber sido más, porque en origen se estableció que la final sería en el campo del campeón anterior, sólo que cuando el Madrid ganó las dos primeras, la segunda en casa, se varió el criterio en el intento, sin éxito, de evitar un monopolio del gran equipo que lideraba Di Stéfano. Digo sin éxito porque tras la primera, en París, y la segunda, en Madrid, el equipo blanco ganó las tres siguientes, en Bruselas, Stuttgart y Glasgow, hasta completar cinco.

Aquella tacada hizo del Madrid lo que aún es y lo que Florentino se esfuerza en sostener en todo lo alto, con sus coruscantes fichajes. Le falta, y de eso he escrito estos días (produciendo bastante desagrado en buenos madridistas, según he podido comprobar), el soporte de la cantera. Eso se le ha estropeado al Madrid y que no guste escucharlo no es razón para omitirlo. Reparar eso es una urgencia dramática, como el tiempo demostrará. Y no puedo esperar que los mismos que estropearon aquello lo vayan a arreglar. Cada cual va delegando y todo acaba en Quilón, un buen agente que va a lo suyo.

Pero lo que el Madrid tenía más los 250 millones invertidos dan para que pueda aspirar a esta Champions, que anoche empezó en su fase previa (a la que hoy concurre un Atlético ilusionado) y que acabará en el Bernabéu el 22 de mayo, sábado. Si algo tengo comprobado en esta vida es que el Madrid siempre vuelve, y tras varios años de dar el cante en la Champions le veo como aspirante serio a su décimo título. Hoy le veremos en Dortmund, como veremos al Atlético en Atenas o al Barça ante el Manchester City en el Gamper. Y espero que salga favorecido en la comparación, que se note ya la mano de Pellegrini.