A dos días del debut de España en el Eurobasket surgen dudas. La Selección sufrió una severísima derrota en Lituania, algo a lo que no estamos acostumbrados. Ni en la época de Pepu para preparar el Mundobasket de Japón y el Eurobasket de España, ni en la de Aíto para preparar los Juegos, estábamos a estas alturas lamiéndonos las heridas por una derrota de tal contundencia. Scariolo la resta importancia, pero siempre será mejor comenzar el torneo con autoridad, confianza y seguridad que tras haber sido vapuleados por un rival quizá directo. Sólo nos queda un consuelo. Si Lituania nos barrió el jueves, nosotros también la barrimos cuando jugó hace una semana en España. Es un consuelo, pero también una duda.

Nos faltaba Gasol, cierto; también Rudy. Son dos bajas sensibles, mas por el ritmo de la competición nos tenemos que ir acostumbrando a ellas. En Japón nos faltó Gasol en la final; en España no nos faltó nadie, pero Navarro jugó tan disminuido que en la final no metió ningún punto; en Pekín Calderón no pudo aportar cuanto esperábamos de él. Pese a ello llevamos tres años al máximo nivel, jugando todas las finales. En Polonia no puede ser menos, aunque Lituania nos ha dejado claro que no será un camino de rosas. La Selección felizmente nos ha malacostumbrado, mas a los rivales no se les gana sin bajarse del autobús. De Scariolo dependerá mucho la mentalización con la que nuestros jugadores salgan a la cancha. De su acierto nadie duda.