El Atlético de Madrid en su laberinto

El Atlético de Madrid en su laberinto

Envió Miguel Ángel Gil a este periódico una carta abierta a la afición y se ha organizado una especie de pandemónium. Yo agradezco a Miguel Ángel Gil que escogiera AS para publicar su alegato, pero no por eso puedo dejar de contemplar con frialdad la situación. Y la situación de base es que todas las dificultades por las que pasa el Atlético, reales o imaginadas, graves o leves, se ven agudizadas por el hecho recurrente de que una gran parte de la afición no admite la legitimidad de los actuales mandatarios del club. Ven un pecado de origen en la forma en que se hicieron con el club y los rechazan.

Por lo demás, la situación del Atlético es buena o mala según con quién se compare. Es mala frente al Madrid y el Barça, cada vez peor. Y no estoy seguro de que haya que culpar de eso al hecho de que esos dos clubes no sean sociedades anónimas, cosa que quizá les dé alguna ventaja, sino a la globalización. El Madrid y el Barça han roto fronteras, venden su producto en todo el mundo y ya triplican o casi cuadruplican al Atlético en presupuesto. Eso es inevitable. El Atlético como alternativa más o menos verosímil a los dos grandes me parece hoy un imposible. Y es difícil que la afición se resigne a eso.

Así que no se agradece el serio esfuerzo con el que el Atlético trata de estabilizarse en la capa siguiente, los otros dos puestos Champions. Y menos en un verano como éste, sin dar las bajas que pide el entrenador, sin más alta significativa que el portero. Y la venta de Heitinga fuera de hora, que quizá no tenga otra explicación sino que el dinero se lo tenía que llevar Hacienda, ha sido la espoleta que ha hecho explotar el descontento, un descontento de fondo que consiste en que no se les reconoce legitimidad a los mandatarios. Eso, y sólo eso, es lo que necesitan explicar y resolver. Es imprescindible.