Nadal jugó ayer su 62º partido de la temporada. Cualquier diría que ha estado dos meses y medio parado por lesión. Pero si no lo hubiera estado, seguro que llevaría más de 80. El año pasado, en las semifinales del US Open disputó su partido número 83 del año, que lo acabó con 93. Una barbaridad. ¡Cómo no va a romperse uno! Es el mismo camino que lleva Djokovic. A estas alturas suma 81. Sus 22 años aún se lo permiten. Pero es el peaje que se paga por estar arriba en el ranking . No sólo hay que ser bueno y ganar, sino además disputar muchos torneos para sumar más puntos todavía, porque también se computan aquellos cinco en los que se hayan conseguido mejores resultados, Grand Slam y Masters 1.000 aparte.

¿Cómo entonces puede aguantar Federer? Federer hace tiempo que selecciona mucho sus torneos. Sin estar lesionado, lleva dos partidos menos que Nadal este año. Se apuntó al principio al de Doha para coger sensaciones y después sólo ha estado en los cuatro torneos del Grand Slam y en los siete Masters 1.000 que van disputados, es decir, sólo aquellos que la ATP obliga a acudir. No fue a Rotterdam, ni a Barcelona, ni jugó la Davis. Nadal sí. Nadal acumuló en estas competiciones 12 partidos más. Y venía con los 93 del año pasado a sus espaldas. Son partidos, son viajes, son esfuerzos, son molestias mal curadas. O dosificarse o jugar al límite. Pero cuando se quiere ser número uno no queda más remedio que arriesgar.