La trampas no tienen buen cartel

La trampas no tienen buen cartel

Es evidente que ni Renault, como fabricante de automóviles, ni ING, ni la Mutua, ni ninguno de sus otros patrocinadores tuvo nada que ver en la trama orquestada por Briatore y Symonds hace ahora justo un año. Sin embargo, las empresas temen que su prestigio y su imagen se ven afectados por relacionarse con tramposos y huyen como de la peste de sus acuerdos contractuales (todos salvo Renault, evidentemente, que ya ha hecho la limpia a su manera). Pasó en el ciclismo con los deportistas y los equipos que auspiciaban el dopaje y ahora ha ocurrido con todo el escándalo de Singapur 2008.

Bien es cierto que en el caso de ING y la Mutua su salida estaba ya decidida al acabar esta temporada (los primeros por su situación financiera y los segundos porque sin Alonso en la escudería tampoco pintaban ya mucho en ella), pero esta espantá aporta muy poco de bueno a la percepción que todos tenemos de la F-1. Adelantan su marcha porque no quieren que su nombre se asocie al de un equipo que ha traicionado los principios básicos de la competición, por mucho que la FIA lo haya intentado maquillar.