Odriozola y Nadal no ayudan

Odriozola y Nadal no ayudan

Estamos echando toda la carne en el asador. Y eso se está notando. Tokio se ha hundido en las apuestas y nosotros hemos pegado un arreón. Será porque, a diferencia de EE UU, Brasil y España, a Copenhague ha ido su primer ministro en lugar de su emperador. A la vista está que la elección de la sede de los Juegos se ha convertido en un asunto de Estado del máximo nivel. ¿Quién se lo iba a decir a Samaranch? Samaranch cogió el movimiento olímpico hundido hasta el extremo de que para celebrar la edición de 1984 no hizo falta ni votación. Sólo hubo una candidatura, la de Los Ángeles, que salió adelante gracias a la financiación privada. Veinticinco años después, Obama, Lula y el Rey pugnan en persona por los Juegos.

Los contactos se producen a tan alto nivel que Lula y Zapatero pactan un intercambio de votos si Río o Madrid caen eliminadas. Pero va Odriozola y dice que Río es la peor candidata. Además de estar expresamente prohibido hablar mal de las rivales, indispone a Brasil y a su área de influencia contra nosotros. Una metedura de pata en toda regla. Otro que no ha ayudado esta vez es Nadal. Y no se puede decir que se haya tapado: el miércoles se le vio en el Bernabéu, y en lugar de viajar ayer con Raúl a Copenhague, se fue a Pekín, donde no jugará hasta el miércoles. La ausencia de Gasol está justificada. Después de romperse un dedo con la Selección y de ayudarnos a ganar el oro, se le han agotado los permisos en los Lakers. Más ya no podía hacer.