La Davis empieza a no oler bien

La Davis empieza a no oler bien

Barcelona será la sede de la final de la Copa Davis. Los partidos se jugarán en Sant Jordi, la joya de las instalaciones olímpicas del 92 y que ya fue escenario de la final en el año 2000, cuando ganamos la primera Davis. Entonces estaba más que justificada esa final en Barcelona, por haber sido durante años el terreno natural del tenis en los años que Santana y sus partidos en la Davis popularizaron su deporte en España. Pero esa deuda está saldada. El tenis está consolidado, se han ganado dos Davis más y hasta tenemos una instalación específica llamada Caja Mágica y que ha costado 170 millones de euros. Pero como nadie quiere jugar la Davis en Madrid, menos Verdasco y Feliciano, pues ahí está la instalación muerta de risa.

Tener una instalación con una pista para 12.000 espectadores, otras dos también cubiertas para entrenamientos, una docena más de diversas superficies, y no utilizar dicho recinto, que es envidia del mundo, para jugar la final de la Davis es una irresponsabilidad. Irresponsabilidad por parte de los jugadores que ya están pesaditos con lo de la altitud de Madrid, irresponsabilidad por parte de la Federación porque no es capaz de imponer la que considere mejor sede, irresponsabilidad del Ayuntamiento de Madrid por construir una Caja Mágica que está siendo infrautilizada, irresponsabilidades todas ellas que abren la puerta a un mercadeo y a abundantes comisiones por jugar al tenis donde no hay instalaciones. Todo esto empieza a no oler bien.