España, viento en popa. Otra victoria. Frente a la fogosa Armenia, bajo fuerte lluvia. Pero da igual dónde, cómo y con quién: España gana siempre, o casi, así que hay que fijarse en otras cosas. Ayer me fijé en Cesc y Torres, los dos de la Premier, cuya integración definitiva en el 'tiqui-taca' fue lo único que dejó Luis por resolver. Meterlos de lleno en el juego del equipo sería, para mí, la gran aportación de Del Bosque. Y me parece que con Cesc lo está logrando, y no lo digo sólo por el gol. Con Torres no, y no lo digo sólo por sus no goles. Aunque en ambos casos, claro, lo del gol cuenta.

El gol siempre cuenta. Perfecto el de Cesc, corriendo al claro para recibir el pase perfecto de Xavi. Pero no sólo eso, sino su juego en general. Cesc va cogiendo confianza en este grupo, al que vino casi de meritorio, un poco a la cola de Xavi e Iniesta, y se le notaba. Ha crecido en el Arsenal, donde Wenger le tiene por un predilecto, le aconseja y le cuida. Y allí se juega a otro ritmo. En España le costaba encontrar su sitio, pero ya lo está logrando. Él puede asociarse en el toque, porque se crió en esa escuela, y aportar la aceleración que pide Del Bosque, como hizo en el gol. Pero lo principal es que empieza a sentirse importante.

La cuestión Torres es otra, pero está ahí. Torres no tiene problema de confianza, sino de encaje en un modelo. Al cabo de tanto tiempo, es evidente que marca más goles en el Liverpool que en España, y eso que el Liverpool no gana tanto y tan seguido. El 'tiqui-taca', la espera, no terminan de irle. Y es más jugador de carrera larga, como la que le dio el gol de la final ante Alemania, que de salida de centella, como Villa. De ahí la duda, que sigue: ¿un medio más (que encima sería Cesc) o dos delanteros? Quedan meses, quedan partidos, pero la cuestión sigue ahí. Y Cesc mejora, pero Torres no.