Sebastián Álvaro nos asombra

Sebastián Álvaro nos asombra

Más de quinientos años después de que Colón descubriera América, nuestro planeta sigue siendo un desafío para los intrépidos aventureros. Sebastián Álvaro es uno de ellos. Ya sea por tierra, por mar o por aire, siempre encuentra nuevos espacios por explorar. El último ha sido montar una expedición para sobrevolar con un simple paramotor las cumbres del Nanga Parbat (7.578 metros) y del Masherbrum (7.821). Allá donde jamás haya llegado el hombre, llega la expedición de Álvaro. Ya son 197 las que ha organizado, 60 de ellas a cumbres de más de 8.000 metros en los años 80 y 90, cuando aún se contaban con los dedos de las manos la conquista de tales altitudes. Mas para Álvaro el mundo no se acaba en sus cimas.

Ha realizado travesías por los dos polos de la Tierra aún no repetidas por el hombre, ha atravesado el Gran Mar de Arena en el desierto líbico, de terrorífica fama por haberse tragado expediciones enteras; también se adentró en el desierto de Taklamakan, en Asia, cuya sola traducción invita a darse la vuelta: si entras no saldrás. Además ha bajado a las entrañas del planeta que aún permanecen abiertas por los devastadores efectos del río Yarlung Tsangpo, en el Tíbet: sus aguas forman el cañón más profundo de la Tierra a través de 400 kilómetros entre paredes verticales de 1.500 metros. Pues todas estas conquistas, y muchísimas más, se deben a Sebastián Álvaro, el único hombre capaz de explorar el mundo en sus tres dimensiones.