Ronaldinho vuelve a la escena del crimen

Ronaldinho vuelve a la escena del crimen

'Jesús, nuestro Dios, nació en un pesebre, donde menos se espera, salta la liebre'. Así empieza la Biblia en verso, recordaba yo anoche al final del partido del Camp Nou, con esa derrota inesperada ante los voluntariosos kazanos. Kazan era hasta ahora, para todos, el apellido de un gran director de cine. Desde hoy es una ciudad identificable por su equipo de fútbol, que se ha colado en la competición de los privilegiados y le ha dado un disgusto al Barça. No hay que obtener conclusiones definitivas de este resultado, pero sí empiezan a aparecer por aquí y por allá antídotos contra el juego del Barça. Es novedad. O quizá es que ya no es exactamente el mismo juego.

Quizá al final sí se vaya a echar de menos a Etoo, su presión, su fuego, su batalla arriba. Y eso que Ibrahimovic está dando el tipo mejor que bien, pero algo hay de distinto entre lo que hacía uno y lo que hace el otro. Tampoco Messi está como estaba. Habrá que esperar que pase más tiempo desde su última exposición a la radiactividad maradoniana. Sigue habiendo un buen Barça, en fin, pero no es el mismo, o al menos no es el mismo todavía. No le sobra tanto como antes, no está ya tan a cubierto de cualquier contingencia.

Por eso perdió. Mientras, ganó el Sevilla, que luce más en las grandes ferias, está visto. Y hoy les toca a los madrileños. En el Bernabéu, dieciséis copas de Europa nos contemplarán desde ese césped que hoy pisa de nuevo Ronaldinho, confirmando aquello de que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen. Su exhibición queda en las retinas. Se ha abandonado, pero aún suelta latigazos de superclase. El partido pondrá a prueba a Pellegrini, a Benzema, a la media, a todos. El Bernabéu necesita disfrutar una gran noche. Lo espera y lo desea. Y en Londres, Chelsea-Atlético. A ver si recitamos otra vez la Biblia en verso.