Sin otra cosa que el alma de Raúl

Sin otra cosa que el alma de Raúl

Urge enviar a Cristiano a Lourdes y tenerle con el tobillo malo metido durante una hora en agua milagrosa, porque de otro modo no veo solución. El Madrid no está hecho, la pereza de Benzema va contagiando a Kaká, Sergio Ramos se equivoca en todo y ya hasta Casillas se derrumba. El día en que el otoño se quitó la careta y nos mandó un frío y una lluvia que le sientan bien al fútbol macho, el único tipo que tuvo el Madrid fue, otra vez, Raúl. No hay más remedio que admitirlo. Esta vez estuvo más claro que nunca. Este equipo sin Raúl no tiene alma. Y como tampoco tiene ni orden ni juego...

Me pregunto qué busca el entrenador. Me pregunto qué hacen, qué trabajan, de qué hablan. Viendo el balón en el banderín de córner, olvidado, y a Raúl corriendo allí para sacar, tuve vergüenza. Y fue gol, por cierto, porque Raúl sacó donde había que sacar. Como estuvo ojo avizor para castigar el regalo de Dida con el primer gol. Como en el otro, que le anularon por fuera de juego. Y fuera de eso sacó otros dos remates peligrosos. Lo demás no es nada. Lo demás era Cristiano cuando estaba, con sus carreras, sus tiros libres, sus nueve goles en el mes de septiembre. Se lesionó y lo que queda es Raúl.

El Milán es un equipo viejo, lento, fatigado, que se vino arriba al ver el desmadejamiento del Madrid. Les ayudó Casillas, desde luego, porque en el primer gol debió hacer más y el segundo es plenamente suyo. Pero no fue el peor del Madrid, fue solamente uno más de los seis u ocho que naufragaron. Y si todos juegan mal es porque no hay un modelo en el que puedan descansar y lucir sus cualidades, que las tienen, y se extiende la confusión, y las coartadas, y la pereza, y el ahí me las den todas. Avanza octubre y Pellegrini está exactamente donde estaba: en el kilómetro cero.