Valdano rehúsa y hace la mar de bien

Valdano rehúsa y hace la mar de bien

Es un 'secreto de polichinella' que Florentino querría alejar de sí y de 'su' club a Pellegrini. Pero como en su día dejó tal imagen de devorador de entrenadores le retiene el qué dirán. Aun así, bien le gustaría que Valdano aceptase el puesto, porque eso lo podría presentar como una destitución sin destitución, un relevo del menor por el mayor, que casi no es relevo. Pero Valdano no quiere. Valdano sabe a estas alturas lo que vale un peine, sabe que una cosa es predicar y otra dar trigo, sabe que el fútbol es muy azaroso, sabe que el chándal le cae ya mal y sabe, sobre todo, que eso tampoco iba a remediar nada.

Pellegrini, desde luego, lo ha hecho todo muy mal. Vino con su planilla de 4-2-2-2 en la que difícilmente iban a encajar Cristiano y Kaká, que siempre jugarán a su bola. Se dejó achicar por la personalidad de Raúl y por el deseo del presidente de sacar adelante a Benzema, cosas difíciles de casar entre sí y con su pretendido modelo. Tiene paliativos, sí: las lesiones, lo mal que está Sergio Ramos, la presión que rodea al club. Paliativos, sí, pero poca posa para explicar tres derrotas en los cinco últimos partidos y, sobre todo, la cantada de Alcorcón. Fue la peor humillación en la historia del Madrid.

Florentino querría que Pellegrini tuviera la vergüenza torera de dimitir y ahorrarle esa muesca en el revólver, pero el técnico tiene coartadas: Del Bosque (¡ay!), Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo y López Caro. Quizás sólo Queiroz fue tan inútil como él, pero, ¿cómo convencerle de ello? Y a ambos les une una cosa: fueron apuestas firmes de Valdano así que, ¿cómo pretender que éste asuma en la misma hora la equivocación y la tarea? Y, ¿arreglaría algo eso, sería mejor el Madrid con Valdano? No. Por eso rehúsa, y hace la mar de bien. Él no tiene soluciones. ¿Para qué engañar y engañarse?