He leído esta semana dos hermosas aproximaciones a lo que es el Atlético de Madrid. Una, Fran Mérida vía Joseba, su repre: Fran tiene una oferta del Arsenal, pero también una enfermedad que se llama Atlético de Madrid contra eso no se puede combatir. La emocionante "enfermedad" (por darle nombre, matizaba Joseba) de un jugador excelente que muere por su Aleti y ya tarda en llegar.

La otra viene del Pipita Higuaín; sí, el Calderón, dice, es una cancha argentina. Y no hay mayor elogio viniendo de un argentino. Pipita, no te apenes, quizás la vida de una vuelta para hacerte feliz y para que hagas feliz a Lautaro ¡si Lau es de Racing, o sea del Aleti!, a Nico, y al Pipa que sólo sabe mezclar el blanco con el rojo. Y para que escuches como un estadio grita de verdad tu nombre. Cuando esta noche oigas el rugido, Kun, Kun, Kun, siéntelo: ese trueno que podría ser tuyo se lo da la hinchada de Madrid a tu amigo, a un gigante que ha vuelto para darle al equipo del pueblo la alegría que se le debe desde hace tanto. Esta noche.