¿Qué pasa, que lo otro funcionaba?

¿Qué pasa, que lo otro funcionaba?

Ya lo dije hace un par de semanas: Cualquier otra cosa que no fuera cesar a Mandiá tras lo de Osasuna era perder un tiempo precioso de cara al nuevo entrenador. No es una medalla que me pongo como Magic Andreu, es tener ojos en la cara y ver lo que todo el mundo ha visto desde la paparda del Barça (lo de Getafe creí que era una novatada que Mandiá debía sufrir en su estreno en Primera). Lo fácil ahora es hacer sangre y cebarse con él, pero para qué..., si ya se sabe que este técnico no es capaz de dar la vuelta a esto. Vamos, que ayer en la segunda parte parecía que íbamos ganando, por la intensidad que reflejaba el equipo sobre el césped.

Luego está la rueda de prensa, donde Mandiá se supera día tras día. Resulta que llevamos tres jornadas marcando sólo un gol (el de Arana in extremis), que nuestros delanteros (salvo Tchité) no han marcado un mísero gol, que el centro del campo no crea ni pizca de juego, y nos salta que ahora hay que dejarse de historias, de juego y demás... ¡Para empezar a pensar en mantener la portería a cero! O sea, que de lo otro nos olvidamos, que tira la toalla y que hay lo que hay... Lo dicho, un barco a la deriva esperando un nuevo patrón que hable el mismo idioma que sus marineros. Mucha suerte al elegido.