Frenesí organizador en España

Frenesí organizador en España

Nos quedamos sin Juegos para 2016, pero seguimos tirando a todo lo que se mueve: Mundial de fútbol, Copa del América de vela, Ryder Cup de golf... Y en el morral tenemos ya los Europeos de atletismo de 2010 y el Mundobasket de 2014. Nuestra voracidad organizativa no tiene comparación con la de cualquier otro país. Esto, en tiempos de crisis, sorprende. Sobre todo, porque no está clara la rentabilidad de estas grandes competiciones. El negocio lo hacen las federaciones y asociaciones que venden el producto; la rentabilidad que obtengan los compradores es problema suyo. Sobre esto hay dudas, y el ejemplo más gráfico lo encontramos en Sevilla, donde el estadio de La Cartuja quedó sin uso tras los Mundiales de atletismo celebrados hace diez años.

Ahora tenemos a la vista esas tres competiciones que hemos pedido, algunas incluso con el pleno apoyo de la Casa Real. Pero no hay que confundir apoyo con compromiso económico. El Gobierno siempre apoyará cualquier competición que ayude a la proyección internacional de España, pero no a cualquier precio. El Ayuntamiento, la Comunidad o la Federación que se meta en una aventura organizativa tiene que tener equilibrados los gastos, porque en el Consejo Superior de Deportes no hay partidas específicas para subvencionar fastos organizativos. Sí, podrá haber, a través del ministerio de Economía, exenciones fiscales para estimular el patrocinio privado, pero nada más. Cualquier otra cosa será un castillo en el aire.