Cuando el agua llega al cuello

Cuando el agua llega al cuello

Cuando la Selección perdió con Turquía en el Eurobasket, quedamos al filo del abismo. Presidente, seleccionador y capitán salieron a dar la cara y firmaron su compromiso ante la delicada situación. No volvimos a perder un partido. Unicaja jugó ayer un partido tan comprometido como los de la Selección tras su conjura. Al Unicaja se le acaba el tiempo para poder entrar en la Copa, competición que disputan los siete primeros clasificados de la Liga más el equipo de la ciudad organizadora si no estuviera entre los ocho primeros, que es el caso del Bilbao actualmente. Y como el Unicaja se ha visto con el agua al cuello, los jugadores comparecieron ante la prensa en víspera del partido de ayer para hacer un propósito de enmienda.

Esta concienciación extrema en los equipos de baloncesto viene provocada por el propio sistema de competición. Es tan generoso, es tan difícil que los buenos equipos no acaben al final clasificados para las siguientes fases, que las costumbres se relajan. Suelo poner el ejemplo de que en la Euroliga de la pasada temporada, el Prokom pasó al Top-16 con dos victorias y ¡ocho derrotas! Cuando perder un partido no significa nada; otro, tampoco mucho; si se pierde un tercero, habrá un cuarto, puede llegar un momento en el que no hay marcha atrás. Entonces se toma auténtica conciencia del problema y aparecen los compromisos, las conjuras y los todos unidos. Si en cada partido se jugaran los puntos de verdad, cómo cambiaría la cosa.