Nadal suma cuatro derrotas seguidas. Ante Djokovic en París, y frente a Soderling, Davydenko y, de nuevo, Djokovic ayer en Londres. Cuatro partidos seguidos no perdía desde 2003, cuando con 17 años velaba sus primeras armas en el circuito profesional. Nadal tampoco ha ganado los últimos nueve torneos que ha disputado, lo cual no sucedía desde 2004. Desde que Nadal ganó el pasado 3 de mayo el torneo de Roma ha jugado 38 partidos, con 27 victorias y 11 derrotas. Un 71% de triunfos, diez puntos por debajo de la media que acumula en su carrera. Pero aún hay un dato peor: de sus últimos doce enfrentamientos ante jugadores del top-10, sólo ha ganado tres, y dos de esas victorias se produjeron hace ya seis meses.

Habrán sido las lesiones, el mal momento emocional, la sobrecarga de partidos, el caso es que Nadal jamás se ha visto en éstas. La final de la Davis está a la vuelta de la esquina y la moral de Nadal no debe de andar por las nubes. Tanta derrota le ha tenido que crear incertidumbre. No obstante cabe confiar en que los rivales, tanto Stepanek como Berdych, ni están en el top-10, aunque sí cerca (12º y 20º, respectivamente), y en tierra batida Stepanek tiene un 61% de victorias y Berdych, un 60%, porcentajes inferiores a los de Nadal (91%), Ferrero (73%) y Ferrer (65%), aunque superior a los de Verdasco (60%) y López (45%). Y por si aún hubiera dudas, jugar la final en casa siempre es una ventaja. Habrá que seguir siendo optimistas.