Reconozco que el asunto de la defensa me desespera, es superior a mí. Desde hace años llevamos soportando, con estoicismo y muchas dosis de paciencia, sus desatinos, su absoluta falta de concentración, su tremenda facilidad para regalar goles de toda clase y condición al rival. Nuestra zaga es un auténtico desastre. Es de las peores, sino la peor de toda la Primera División. Por eso no es de extrañar que seamos uno de los equipos más goleados. Me irrita de verdad y más todavía que los máximos responsables del club no hayan puesto soluciones a un auténtico agujero negro que tenemos desde hace años.

Este bendito equipo se ha sostenido últimamente gracias al acierto de nuestra delantera. En cuanto los Agüero, Forlán y Simao han bajado su rendimiento, el equipo queda abocado al desastre. Porque a la falta de realización de nuestros hombres arriba, lo que ya tenemos descontado son el saco de goles que nos van a costar los errores y la torpeza de los Pablo, Perea y compañía. La solución es buscar en el mercado de invierno a alguien con un mínimo de calidad para arreglar tamaño desaguisado y mientras, como buen criterio ha hecho Quique, dar salida a jugadores de la cantera, caso de Domínguez, y sentar de una vez por todas en el banquillo a jugadores que ni han estado ni están a la altura de esta camiseta.