Desde el inicio de Liga se ha dicho que Kaká no es el mismo que el de Milán, que su rendimiento y su forma de jugar nada tenían que ver con el que fue Balón de Oro. Todos los técnicos lo dicen. Se hablaba de que no estaba bien físicamente y que los entrenamientos del Milán eran distintos a los del Madrid. El otro día analizábamos las causas de las pubalgias y decíamos que entre los factores desencadenantes del desequilibrio muscular de la encrucijada púbica entre los músculos adductores y rectos anteriores del abdomen, estaban la intensidad de los entrenamientos y el cambio en la metódica de trabajo. Pues bien, estas dos causas se han dado en el caso de Kaká. Se ha aumentado la intensidad física y ha comenzado a resentirse. Es verdad que el cuadro clínico inicialmente no es preocupante, ya que el dolor aún no es muy intenso, sino que los partes médicos hablan sólo de molestias. Unas molestias que lleva arrastrando ya unas semanas y que no han cedido con los tratamientos médicos habituales ni con las medidas preventivas aplicadas.

Por este motivo, nos parece acertado por parte de los médicos del Madrid mantener en reposo activo a Kaká hasta enero, aprovechando el parón navideño y seguir con el tratamiento conservador mediante fisioterapia y electroterapia para evitar que el cuadro se cronifique y entonces el dolor obligue a un nuevo cambio en la planificación de los entrenamientos, con el consiguiente perjuicio en su rendimiento deportivo. Un dato a tener en cuenta. Cuanto más se discuta su preparación física, más se va a esforzar en hacerlo bien, ya que es honrado en el trabajo y en el sacrificio. Y esto no es bueno. Que no corra tanto, sino que corra bien. No es sólo cuestión de preparación física.