Cristiano reina en todos los escenarios

Cristiano reina en todos los escenarios

Cristiano reina en todos los escenarios. También en los más hostiles, como era ayer el Vélodrome de Marsella, una cazuela de ultras agitando el juego carcelario del Olympique. El de Marsella es un equipo bueno, pero duro. El nivel casero del arbitraje, muy en línea Champions, les permitió explayarse a modo. Frente a ese fuego graneado el Madrid no se achicó, se mostró bravo y decidido, con Lass a la cabeza. Fue el primero que respondió, cuando todos los demás parecían intimidarse, y su arrojo evitó que el Madrid se afligiera en una noche que en algún momento se le pudo complicar.

Fue un partido macho, de cabezas vendadas. Pero incluso en ese bélico territorio reinó Cristiano, que abrió el marcador con un tiro libre imponente y lo cerró con un gol magistral, cuando tras ser derribado se incorporó antes que sus asaltantes, se orientó y marcó a puerta vacía. El resto del partido lo empleó en buenas jugadas, varias virguerías, guapeadas con los rivales y algún que otro guiño al público. Al final se marchó del hombro de Diawara, pelillos a la mar. Aquella entrada fue dura, pero al balón. Cristiano está curado, ya pasó todo, el fútbol tiene estas cosas. Colegas, al fin, en el buen sentido de la palabra.

Y el Madrid pasa como campeón de grupo, cosa que permite mirar con mejores ojos los octavos. El segundo partido será en casa. Además, el Madrid va encontrando su alineación y su sistema, con tres en la media, Kaká (Van der Vaart mientras vuelve) descolgado y dos arriba, de los que uno será Cristiano y el otro Higuaín o Benzema, ninguno de los cuales entusiasmó ayer, dicho sea de paso. El mismo día y a la misma hora el Atlético se colaba en la Europa League por la gatera, y muchos de los suyos se preguntan para qué. Hoy el Barça se la juega en Kiev. Un 2-0 en contra le podría resultar fatal.