Les invito a mirar la clasificación de la ACB. No para observar la imbatibilidad del Madrid, la persecución del Barcelona, la buena marcha del Baskonia, Valencia y Joventut o el papel por encima de lo esperado del Cajasol, Manresa y Lagun Aro. Fíjense en lo que viene a continuación: del Unicaja al penúltimo, que es el Fuenlabrada, todos empatados. Es decir, hay nueve equipos con las mismas posibilidades de meterse en la Copa si alguno de los arriba falla, que de descender. El Unicaja, con cuatro derrotas, comenzó la Liga en las últimas posiciones; el Fuenlabrada, con cuatro victorias, la comenzó desde las primeras. Ahora, por el mejor cociente, el Unicaja se encuentra cerca de jugar la Copa, mientras el Fuenlabrada está en descenso.

Es una igualdad jamás vista en la ACB después de once jornadas. Basta un solo partido para aspirar a la Copa o descender. Es por ello que el Unicaja, ahora a las puertas de la Copa después de asomarse al descenso, no puede dar por cerrada la crisis, pues una derrota le precipitaría de nuevo al abismo. Y el Fuenlabrada, ahora en el descenso, no puede abrir una crisis cuando una sola victoria le llevaría a ser aspirante a la Copa. Entre uno y otro equipo, siete más se encuentran en idéntica situación, uno de ellos el Estudiantes, que dio una lección de sensatez cuando se vio último. Tuvo la paciencia de aguantar y ahora no es menos que todo un Unicaja, porque en esta ACB de la gloria al fracaso se pasa en un solo partido.