Al ciclismo le sobra tecnología

Al ciclismo le sobra tecnología

El ciclismo pasa por ser un deporte básico. Dos ruedas, un cuadro elemental, un sillín minúsculo y a pedalear. Su sencillez ha convertido al ciclismo en una actividad muy popular y en un deporte muy seguido. La naturaleza pone la épica. En cuanto la carretera se empina, es la lucha del hombre contra la gravedad. Los colosos alpinos o pirenaicos convierten el duelo entre los corredores en una lucha de titanes. Así ha sido tradicionalmente. El ciclista más fuerte tira y tira hasta agotar al rival. Por eso, en un deporte con un desenlace tan simple, sorprende que la tecnología punta de una de las escuderías más poderosas de la Fórmula 1, la de McLaren, se haya puesto al servicio de un nuevo equipo ciclista: el Sky. Pero es que por ahí van los tiros.

El ciclismo moderno está secuestrado por los directores de los equipos. Tal es así que se van a retirar progresivamente los pinganillos, porque quitan espontaneidad a los corredores. Y como el ciclismo actual ya se encuentra lo suficientemente atrapado en las modernidades, es como para desconfiar de cuanto se avecina. Los directores mueven a sus corredores con la calculadora en la mano gracias a los pinganillos, los GPS, los pulsómetros, los ordenadores, etc. Saben las décimas que puede ganar cada uno con las ruedas lenticulares, los cascos, los maillots entallados, los manillares aerodinámicos, etc. Con toda esta información convierten a los ciclistas en piezas de ajedrez. Pues si ahora uno de ellos va a disponer de la tecnología de McLaren...