Woods, la retirada de un dios

Woods, la retirada de un dios

El anuncio de la retirada indefinida de Tiger Woods no debe de pasar inadvertida. Woods no es que sea el mejor jugador del mundo de golf, sino que es uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Woods ha ganado catorce grandes (Masters, PGA, Abierto Británico y US Open), que son cuatro menos que los de Jack Nicklaus, pero mientras éste sumó su decimoctavo grande a los 46 años, a Woods, con 34, aún le queda, o le quedaba, mucho tiempo por delante para seguir ganando torneos. Y como es mucho ese tiempo, creo que Woods volverá. La recompensa del desafío que mantiene con Nicklaus a distancia es demasiado grande como para renunciar a ella: ser el número uno de la historia para todas las generaciones.

Woods, no obstante, ya ha entrado en la historia. Su trayectoria sin precedentes ha superado las fronteras de su deporte. Woods es reconocido en el mundo entero y está a la altura de quienes han ido escribiendo gestas asombrosas, casos de Ali (61 combates y 57 victorias, 37 por KO), Latynina (18 medallas olímpicas en gimnasia), Merckx (525 victorias, entre ellas cinco Tours, cinco Giros, una Vuelta y tres Mundiales), Phelps (29 oros entre Mundiales y Juegos), Graff y Federer (22 y 15 torneos de Grand Slam, respectivamente), Schumacher y Rossi, cuyos siete títulos les sitúan a la cabeza de los mejores pilotos de la historia, o el mismo Bolt, cuyos límites aún son desconocidos. Son los dioses del deporte; Woods, por supuesto, es uno de ellos.