Comprar el Atlético sí es posible

Comprar el Atlético sí es posible

El Atlético de Madrid no tiene quien lo compre: se repite tanto que ya es un lugar común, una frase hecha. Para desmentirla sólo es necesario algo de reflexión, la mínima rebeldía ante las situaciones impuestas, un poco de lucidez. Estoy en contra de la estúpida ley que sacralizó la fórmula SAD para los equipos de fútbol, excepto cuatro a los que se privilegió sin vergüenza. El Atlético de Madrid no nació del afán deportivo de unos estudiantes vascos para convertirse casi un siglo después en sociedad anónima; cuando un presidente del club, Luciano Urquijo, intentó algo remotamente parecido y con mejor intención que el legislador, la gente del Aleti con la peña Los 50 a la cabeza le puso en su lugar. No labró una historia a golpe de generaciones entregadas el Aleti de Madrid para concluir en la mediocridad de hoy, constante, insufrible.

Sin desafecto alguno a quienes gobiernan el club, tengo para mí que su gestión caducó, seguramente hace tiempo, a día presente sin duda. Ignoro si las ofertas que la propiedad haya podido recibir fueron serias o no; ni me importa. Y nada me fío de algunos pretendientes que insinuaron su deseo: sólo acepto en ese lugar a colchoneros, nunca a un ajeno a estos colores o a un impostado de ocasión. Así que sugiero: si el presupuesto del Atlético de Madrid es de 120 millones de euros, dato real, y valoramos su mayoría accionarial en 60 millones, dato irreal pero con cierto sentido, reduzcamos el presupuesto seis millones por año durante una década para saldar la compra con los dueños de esas acciones. Para mayor garantía, que la LFP sirva como árbitro de los cobros anuales.

Ya sé que directamente el club no puede hacer una compra de sus acciones contra lo que sucede en Inglaterra, pero tiene asideros legales en su órbita, la Fundación por ejemplo, que un buen trabajo de abogados muñiría al dedillo. De este modo y dentro del marco de la triste ley, renacería un funcionamiento de club deportivo. Cada abonado recibiría el uso de la acción que le permitiría participar de las elecciones y que sería, por contrato, devuelto al dejar el abono.

Recalco que la idea exige la elaboración de los técnicos pero ya está lanzada. Es necesario que se levante sobre personas capaces de ganar el futuro y que se acepte por quien puede vender. El Atlético de Madrid sí tiene quien lo compre; al Atlético de Madrid le ha de comprar el Atlético de Madrid.