El récord del Barça y la furia del Madrid

El récord del Barça y la furia del Madrid

El Barça lo hizo. ¿Cuántos años pasarán para que alguien lo repita? El sexto título, el que confirma la perfección, lo consiguió además de una manera heroica. Estudiantes se manejaba bien y se adelantó (en fuera de juego, por cierto, y antes le habían birlado un penalti a Xavi, lo que me hizo pensar que el grondonato es más poderoso que el villarato en el mundo mundial). El Barça no se veía. En el descanso nada estaba claro... salvo para Guardiola, que movió ficha, cambió el equipo con la entrada de Pedro y el deslizamiento de Messi hacia el medio campo y todo cambió. Ya sólo era cuestión de esperar.

En el primer tiempo Estudiantes había tirado dos veces y el Barça una. En el segundo, el Barça tiró diez y Estudiantes ninguna. El gol tardó en llegar, pero es imposible tirar tantas veces el dado sin que salga el seis, y salió. Pedro otra vez, el chico talismán de este año inolvidable, que cerró Messi con un gol hecho con el escudo. Fue un remate de fábula, sólo mejorado por la ruptura final de Guardiola, llorando de plenitud. Hay mucho trabajo para llegar ahí. Y el movimiento que hizo ayer en el descanso fue maestro, como tantas cosas que ha hecho. El Barça ha establecido una marca gloriosa, inimaginable.

Y el Madrid se rebela. Ayer todos los goles se le hacían pocos porque tiene prisa por quitar al Barça de ahí. Éste, por cierto, es el juego que gusta en el Bernabéu, y espero que viendo este partido todo el mundo comprenda por fin de qué hablaba Pellegrini. El Barça está en el techo del mundo, el Everest, pero el Madrid está dispuesto a quitarle de ahí, por eso tanto esfuerzo con el partido ya resuelto, en busca de ese seis simbólico, el número del día. Las tribus indias medían su grandeza por la de sus enemigos. Madrid y Barça llevan un siglo haciéndose mutuamente más grandes. Y que siga.