Sobre nuestras navidades sin fútbol

Sobre nuestras navidades sin fútbol

Esta noche es Nochebuena, como dice el villancico. El músculo duerme, la ambición descansa, como canta el tango. Entramos en días de fiestas y el fútbol, del que se dice que es la continuación de la guerra por otros medios, también entra en tregua sagrada. Al menos entre nosotros. Los ingleses siguen jugando, porque para ellos el fútbol no es guerra ni paz, sino fiesta. Ayer nos explicaba Balagué en estas páginas lo que significa en Inglaterra el Boxing Day, y el porqué de tantos partidos esos días. Partidos que tiran de otros, como cerezas tiran de cerezas, y acaban por completar unas navidades futboleras.

La continuación de la guerra por otros medios, decía antes, más en broma que en serio. Pero la expresión me remite a lo que ocurrió en la Navidad de 1914, entre las trincheras de los alemanes y los aliados, en plena Gran Guerra, luego conocida como I Guerra Mundial. En Nochebuena, unos y otros cantaron villancicos. En la mañana de Navidad salieron a relucir por aquí y por allá algunos balones y se jugaron partidos entre los bandos enfrentados. Balones en vez de cañones, fútbol en vez de guerra. Muchos chicos lo contaron cuando escribieron a sus casas, por eso se sabe.

No gustó a los altos mandos y en años sucesivos los oficiales tomaron medidas para que no se repitiera. Pero en aquellas cartas de los muchachos arrojados al frío y a la humedad de las trincheras quedó constancia de la ilusión y la felicidad de una mañana de fútbol y de paz. La verdad, ahora que el fútbol nos deja, envidio un poco a los ingleses, que lo siguen disfrutando. Días de luces, compras, familia... Días de fútbol. Así lo viven los ingleses, que quieren al fútbol más que nadie. Aquí para, y no voy a quejarme de que mis amigos futbolistas disfruten las fiestas en casa pero me parece que nos falta algo...