Memé se merecía el premio

Memé se merecía el premio

Si había alguien que merecía marcar en el Racing, ése era Tchité. Me alegro un montón, porque el tipo merece la pena. Va por libre, a su bola, con sus modelitos y la música a cuestas, pero siempre con una sonrisa en la boca a todo el mundo que se le acerque. Podía llevar un año sin marcar en casa, pero si fallaba una, dos, tres veces en un partido, volvía a desmarcarse para probar suerte por cuarta vez. Ayer había 14.000 personas en las gradas (y 10 sobre el césped de verdiblanco) temblando cuando se disponía a lanzar los dos penaltis. Él no, a pesar de haberle visto fallar más veces; me gusta que asuma responsabilidades. La suerte estuvo con Tchité, que le dure hasta el final.

Los fantasmas del descenso sobrevolaron durante cuatro minutos por El Sardinero. El tiempo que transcurrió desde el golazo de Iván Alonso al penalti de Roncaglia sobre Memé. El burundés le robó la cartera y se anticipó al central. Menos mal, porque el run-run del graderío no vaticinaba nada bueno. Le doy más mérito a su segundo gol. Desde la expulsión de Kameni al lanzamiento pasaron cuatro minutos. ¿Dónde la coloco? ¿Repito por el mismo sitio o no? Tranquilo, tocó suave a la red sin inmutarse. ¿Cómo es que con esa presión se muestre impasible y luego falle ocasiones mucho más claras? Misterios del fútbol. Con esos dos goles, vuelve a ser el 'pichichi' del Racing.